Carrére escribe un libro épico, como esas peleas de box que pasan a la historia porque uno de los peleadores aguantó como nadie y ganó el combate por puntos. Aguante. Tal vez un buen novelista sea eso*
Los héroes de Carrére son
extraños: paranoicos, obsesivos, lúcidos, secos, amargos, dotados de una
voluntad de hierro y un destino trágico.
El francés mete todo en su
monumental Limónov, no se guarda
nada. Estudia su personaje, lo desintegra, se mueve, entrevista gente y más
gente, luego vuelve a armar el rompecabezas, lo deja reposar, lo destruye. Lo
arma otra vez.
Si Dick es el héroe sedentario,
Limónov es todo lo contrario. Tiene una fuerza
vital asombrosa.
El recorrido de Limónov es una
sombra de la historia de Rusia, de su devenir, de sus arbitrariedades, de sus
secuelas y la compleja voluntad popular.
Príncipe y mendigo. Limónov aprovecha
cada experiencia y la exprime al máximo. Escritor punk político. Carreré cuenta
su vida prodigiosamente.
¿Cuáles son los recursos de
Carrére?
Referencias pop para traducir
rápido la diferencia cultural con Rusia a un idioma universal, links
permanentes entre la vida de Limónov y su propia vida, introducir los libros de
Limónov en el libro, y una prosa directa, seca, honesta.
Carrére como un cronista
permanente que todo lo registra.
Suspensión de la vida de los
personajes para luego retomarlos, dominio del fragmento y la microvida. La
salud de lo micro en lo macro.
Carrére es cronista por igual
de la vida interior y exterior de su personaje.
*Aunque Carrére es mucho más
que eso. Ya lo demostró en la biografía de Philip K. Dick (“Yo estoy vivo, y
ustedes están muertos”)
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