lunes, 31 de octubre de 2016

"El discurso vacío" (prólogo), por Mario Levrero





Aquello que hay en mí, que no soy yo, y que busco. 
Aquello que hay en mí, y que a veces pienso que 
también soy yo, y no encuentro. 
Aquello que aparece porque sí, brilla un instante 
y luego se va por años y años. 
Aquello que yo también olvido. 
Aquello próximo al amor, que no es exactamente amor; 
que podría confundirse con la libertad, 
con la verdad, con la absoluta identidad del ser, 
y que no puede, sin embargo, ser contenido en palabras 
pensado en conceptos 
no puede ser siquiera recordado como es. 
Es lo que es, y no es mío, y a veces está en mí 
(muy pocas veces); y cuando está, 
se acuerda de sí mismo 
lo recuerdo y lo pienso y lo conozco. 
Es inútil buscarlo; cuanto más se le busca 
más remoto parece, más se esconde. 
Es preciso olvidarlo por completo, 
llegar casi al suicidio 
(porque sin ello la vida no vale) 
(porque los que no conocieron aquello creen que la vida no vale) 
(por eso el mundo rechina cuando gira). 

Este es mi mal, y mi razón de ser. 




22 de diciembre de 1989 

Mario Levrero

(Prólogo al  
"Discurso vacío")

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