viernes, 16 de diciembre de 2016

Guerrin, por Dylan Flores




todo se lo chupa el tiempo. el olvido es una excavadora oscura. si nos deja en la cancha, es solo para recorrer el césped descalzos ¿viste la tapa de sargent pepper´s? bueno, un césped así de verde. y con todos nuestros fantasmas de orquesta del tiempo. marianito....sí, ahora lo recuerdo con nitidez. es como si lo viera a través de unas nubes de campo en un día de verano. sufría como un viejo enamorado de una nena de quince. me daba miedo verlo sufrir así, alguien tan chiquito. con la cabeza al viento, una cabeza grande como un globo y sin saber qué hacer con tanto dolor, bandeándose de un lado al otro por un caminito de piedras. estuvo esperando a los padres que regresaran de la luna, o al hermano, no me acuerdo. pero estuvo esperando mucho tiempo, y como no llegaban se fue antes. ni siquiera toco la puerta, toc toc, para avisarle a su tía que vivía con él. simplemente se fue, plop, puf, adiós y sean amables. no dejó una nota, una palabra, nada. porque así desaparece un auténtico mago. está es la historia de marianito.... Cuando quise acordar, un mozo me había tocado el hombro con cuidado para no despertarme de golpe, pero todas las luces del lugar, salvo las del mostrador, permanecían apagadas. Saqué un manojo de billetes y pagué. Así pagan los borrachos me había dicho un tachero una vez, sacan un manojo de billetes y te dan para que te cobres. Salí afuera y caminé entre las luces de la calle Corrientes. Antes de extender la mano para llamar un taxi, me quedé mirando las nubes deshilachadas entre los edificios y pensé en Marianito. Supe que existía en algún lugar. Y tuve ganas de gritar, de implorar, de pedir algo pero no supe qué. 































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