“Entonces
sucedió algo curioso. Mi padre se murió. Estábamos trabajando al aire libre,
metidos en el hormigón y entre las piedras, y de súbito tuve la impresión de
que se había ido de este mundo. Busqué su cara y lo vi escrito en ella. Tenía
los ojos abiertos, sus manos se movieron, echaron una paletada de hormigón,
pero estaba muerto y en la muerte no tenía nada que decir. A veces se alejaba
como un fantasma, se metía entre los árboles
y meaba. ¿Cómo podía estar muerto, me preguntaba, si andaba y meaba? Era un
fantasma, un cadáver, un fiambre. Quise preguntarle si se encontraba bien, si
por casualidad seguía estando vivo, pero me sentía demasiado cansado, estaba
demasiado ocupado muriéndome yo, demasiado cansado para construir una frase.
Veía la pregunta en el papel, escrita a máquina, entre comillas, pero resultaba
muy pesado verbalizarla. Además, no tenía tanta importancia. Todos teníamos que
morir algún día”.
Que buenno fante. Saludos Nacho gump
ResponderEliminarQue buenno fante. Saludos Nacho gump
ResponderEliminarGroso Nacho, qué bueno que te haya gustado. Un escritor tremendo Fante, uno de los pocos ídolos de Bukowski. Gracias por comentar, y por la onda de siempre. Saludos bohemios, y a seguir la ruta del salmón...
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